Quizás hayáis oído hablar sobre el Sultán de Brunei o Kebawah Duli Yang Maha Mulia Paduka Seri Baginda Sultan Haji Hassanal Bolkiah Al-Mu'izzaddin Waddaulah Almarhum Sultan Omar Ali Saifuddien Sa'adul Khairi Waddien, para los amigos. Bueno, pues este hombre de 64 años, es la máxima autoridad del Estado de Brunei, país del sudeste de Asia que se encuentra en el norte de la isla de Borneo, que cuenta tan sólo con unos 400.000 habitantes pero que es sumamente rico con 10.016 millones de euros de PIB y una renta per cápita de 40.000 euros.
Una vez situado este maravilloso país, deben saber que todo lo que rodea a este Sultán es lujo y extravagancias, pero también generosidad. Según unos datos publicados por el periódico alemán Bild, su ama de llaves tiene un salario anual de 10,4 millones de euros y su mayordomo de 9,4 millones de euros. Pero las cinco damas que llevan su oficina de relaciones públicas tampoco cobran nada mal con 8,36 millones de euros cada una. Aunque eso no es todo, su hermano pasó unos días en Madrid el pasado mes de mayo y reservó toda una planta del Hotel Villa Magna donde los empleados se turnaban para atenderle porque tanto él como su séquito dejaron propinas de hasta 500 euros.
Aunque ya no es el hombre más rico del mundo, se cree que todavía acumula un patrimonio cercano a los 20.000 millones de dólares. Istana Nurul Iman es el nombre de su palacio que tiene nada más y nada menos que 200.000 metros cuadrados. Para que se hagan una idea, es más grande que el Palacio Real de Madrid y el de Versalles unidos, solo es superado en extensión por la Ciudad Prohibida de Pekín. Esta compuesto por 1.788 habitaciones, 257 baños, garaje para 110 coches (insuficiente para su gran colección de 5.000 automóviles, sólo Rolls Royce posee 165), cuenta con una bóveda dorada más grande que la del Vaticano, un salón para banquetes con capacidad para 4.000 invitados, una mezquita que permite recibir a 1.500 personas, 18 ascensores y un establo con aire acondicionado donde se alojan sus más de 200 caballos de pura raza, entre otros lujos. El palacio se utiliza para las funciones de Estado y sólo se abre al público para la celebración anual islámica de Hari Raya Idulfitri, cuando recibe cerca de 110.000 visitantes en un período de tres días.
El Sultán de Brunei ha sido de la misma dinastía desde el siglo XIV y su forma de gobierno es la monarquía absoluta. Este país es uno de los pocos que no reconoce el sufragio femenino pero no es un problema al no contar con elecciones: el Estado ofrece al pueblo seguridad social y educación pública, entre otros privilegios, a cambio de que no tengan derecho a voto. Es un cambio razonable si tenemos en cuenta que más del 80% de la población trabaja para el Estado.
Desde luego, unos tanto y otros tan poco. La mayor parte del mundo en crisis y una minoría que se gasta el dinero a espuertas, no sé cómo vamos a disminuir los desequilibrios si se continúa con esta dinámica en la que siempre tienen o se benefician los mismos, o en su defecto quienes sacan provecho de las debilidades o las tragedias de un país determinado. Como sucede con las catástrofes naturales, en las que numerosas empresas, como las francesas, ingresan millones con las tareas de reconstrucción de las infraestructuras. Una ciudad sin crisis, sí, pero frente a medio mundo que cae en picado...
ResponderEliminarMuy interesante tu artículo Angelita, y muy bueno el comentario de Mar, siempre tan crítica y tan certera. Además de Lesotho, el país que ayer te comenté, te sugiero que escribas algo sobre Cuba, para que vayan alargándose nuestros dientes y segregando babas nuestras bocas.
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